jueves, 19 de mayo de 2016

Orquídeas Catleyas

Por muchas razones las orquídeas del género  Cattleya, que puede albergar entre 50 y 75 ejemplares, son las más cotizadas por floristas y aficionados. No por nada la catleya fue la primera orquídea que se dio a la aventura en tierras europeas. Aunque técnicamente se las puede cultivar en cualquier parte del mundo, en América se las encuentra con mayor profusión y belleza, especialmente en Centro América y Sudamérica. 

No es casualidad que países como Costa Rica, Venezuela y Colombia hayan adoptado bellos ejemplares de este género como su flor representativa nacional, así los ticos tienen a la Cattleya skineri, los venezolanos a la Cattleya mossiae y los colombianos a la Cattleya trianae.



Las catleyas son epífitas, gustan de hacerse de una vida adheridas entre rocas y troncos; por tantas razones que uno puede aventurar aman la comunión con los troncos de árboles frutales como mangos y guayabos sin que tal condición les signifique ser parásitas. Y en su calidad de auténticas previsoras naturales, en tiempo de escasez se sirven de sus pseudobulbos que pueden llegar hasta los 90 cm, según la especie, donde almacenan agua y toda suerte de nutrientes.


Las Cattleyas se dividen en dos grupos, a saber, las catleyas labiatas o unifoliadas y las catleyas bifoliadas: las beldades pertenecientes al primer grupo son de pétalos grandes y anchos, los cuales una vez florecen, viven entre una y cuatro semanas. En el grupo de las catleyas bifoliadas encontramos unas bellas orquídeas centroamericanas  con flores mucho más pequeñas, por regla general las flores de estas orquídeas catleyas se aglutinan en racimos de  veinte o más.

En cualquier caso, estas magníficas reinas florales dominan hábitats donde predominan los bosques de montaña y de niebla, un entorno que, en una altura de los 1.000 a 1.500 msnm, les puede garantizar humedad, ventilación y muy buena luz, tres de las condiciones indispensables para su saludable desarrollo.

Ahora bien, si deseas congraciar espacios exteriores con esta joya, debes saber que a estas orquídeas  les gusta el buen baño solar y temperaturas moderadas que son relativas al día y la noche (entre 25 y 30⁰ de día y de noche una temperatura que no descienda de los 14⁰), gustan tener de buena humedad ambiental (del 50 e incluso del 80 %), eso sí, cuidado con el riego, especialmente no debes darles agua si se notan todavía húmedas, motivo de sobra para que el sistema de drenaje de tus catleyas sea absolutamente perfecto: las raíces deben mantenerse bien secas entre cada regadío, además, es bien sabido que estas preciosidades necesitan de un receso durante los meses de octubre y noviembre, suelen dejar de crecer temporalmente para entonces.


En resumen, estas orquídeas son las perfectas para darle más armonía a tu hogar, ofrecen variedad increíble de colores y flores con características sencillamente espectaculares. La orquídea catleya es, pues, una flor que no puedes dejar de tener en tu jardín. Nada mejor que consentirlas mientras esperas con devoción sus pocas pero extraordinarias floraciones anuales. 

jueves, 21 de abril de 2016

Orquídeas colombianas

¿Buscas orquídeas? Estás en el lugar correcto; te encuentras en el hogar más formidable para estas bellas damas, donde podrás hallar la más increíble colección de orquídeas en el mundo, 4.270 especies para ser más exactos, de las cuales 1.572 son endémicas.
Como verás, nos resulta imposible enumerarlas en este sencillo espacio, pero basta con decir que  en Colombia la Familia Orchidaceae se da todo el gusto que quiera con unos 276 géneros en su haber, esto es, casi la tercera parte de lo que la familia tiene en todo el globo terráqueo. Razón demás para afirmar que las orquídeas colombianas no tienen competidor en ninguna parte.


Y es que no existe rincón en el territorio nacional donde no se registre la belleza más codiciada del reino vegetal. Al respecto, la Región Andina contiene el mayor número de especies 2.542 (de ellas 944 son especies endémicas), en orden de número le siguen la Región Pacífica con 533 y la Orinoquía con 143. Ahora bien, la exuberancia de las orquídeas colombianas es tal, que se afirma que un solo árbol, con las condiciones favorables para estas epifitas, puede dar hospitalidad a mayor número de especies, que el que podría ofrecer un bosque entero de un país que cuenta con las cuatro estaciones anuales. Qué tal la cifra.

De suerte que tienes todo un abecedario floral frente a tus ojos, porque  de la A a la Z Colombia posee más de un millar de orquídeas que solo prosperan en el territorio nacional, de estos bellos especímenes se destacan orquídeas como la hechizante Catleya trianae, la flor nacional que obtuvo este honor en el año de 1936 según concepto de la Academia Colombiana de Historia. Recibe el nombre de su especie en homenaje al médico, botánico y explorador José Jerónimo Triana.

Aunque huelga decir que la maravillosa exponente de las catleyas  no se encuentra sola como objeto de devoción de naturalistas, artistas y aficionados a embellecer todo tipo de espacios, también se encuentran otras beldades como ―por solo mencionar algunas―  la Dracula simia u orquídea mono, que posee una interesante nomenclatura que hace honor a su enigmática morfología con cara de mono vampírico (también se le encuentra en Ecuador); la Flor del Espíritu Santo (Peristeria elata) la cual no desentona el delicado nombre con su inmaculado ajuar: su corola de perfecta blancura resguarda lo que parece ser una pequeña paloma blanca, sencillamente hay que verlo para creerlo.


Y la clave para todo este derroche de belleza y complejidad natural en número y cualidades estriba en las extraordinarias bondades que posee Colombia para dar cobijo a miles de especies de flora y fauna: variedad de climas, fertilidad de suelos, hidrografía, etc. Así que… repetimos con gran orgullo: si buscas orquídeas, las orquídeas colombianas, por número, elegancia, complejidad y endemismo, son apuesta segura para engalanar desde el más sencillo jardín hasta el gusto más exigente y exquisito (ADVERTENCIA: para propósitos comerciales siempre se debe estar informado si la especie de interés es o no un ejemplar amenazado).

viernes, 1 de abril de 2016

Follajes tropicales

Las llamativas prendas que llevan  muchas flores de nuestra tierra no son las únicas elegidas para colmar de ornato y elegancia a un lindo y fragante jardín. De hecho, a los follajes tropicales se les puede considerar como ese valor agregado para acentuar los colores y las formas de las heliconias, las marantas, calateas, orquídeas, etc.

De entre estos follajes ya son célebres, por su belleza, adquisición y cuidado, nombres como el de los filodendros, las dracaenas, el helecho cuero, el helecho peine, el  tree fern (espárragos), y un amplio número de otras especies  difícil de listar en unos cuantos folios. 

Por tanto, los edecanes, los escoltas de la exuberancia de las flores tropicales son, pues, los selváticos follajes constituidos con sus exóticas ramas, hojas y tallos.
Así, los follajes tropicales hallan a sus mejores representantes en el género Monstera, Dracaena, Phormium, Philodendron, Cordyline, entre otros. Cada uno de estos géneros tiene especies dotadas de gran singularidad, de suerte que pueden encontrarse  entre ellos grandes y vistosas hojas como las que ofrece el Philodendron sanguineum, estilizadas formas halladas en el Papyrus japanese y ramas de hojas minimalistas como las que posee la bella Davalia fern. Valga la pena aquí una mención: algunos ejemplares se usan como follajes interiores, es decir, aquellas plantas que sirven para decorar casas, oficinas o espacios cerrados logrando sobrevivir perfectamente en estas condiciones.

En ese sentido de las llamadas condiciones, éstas denotan gran u
tilidad comercial siempre que en pocos días los follajes están listos para su corte, embalaje y posterior exportación.  Así que los ejemplares que sirven de cortejo a las flores más rutilantes, prosperan entre los 200 y los 2.000 msnm, crecen en áreas tropicales y subtropicales donde priman buenas condiciones de humedad y de calor; al respecto las zonas umbrías son las predilectas para que hallen cobijo y vivan estas magníficas especies. 

La suma de ello nos advierte que, en nuestro país, durante todo el año se pueden estar cultivando estas reclamadas especies que ofrecen a la vista y el placer estético natural toda gama de tamaños, formas y colores.
Ahora bien, su explotación comercial en Colombia está captando gran interés en los últimos años debido a las condiciones favorables que goza el país para su producción y exportación, y a la fuerte demanda de flores y follajes tropicales originada en la Unión Europea —especialmente en los países miembros de Europa Occidental—, EE.UU. y Japón. De suerte que departamentos como Cundinamarca, Antioquia, Boyacá y Risaralda puntean a nivel nacional como los departamentos que se han decantado por ofrecer gran productividad de follajes con decidida calidad de exportació

sábado, 5 de marzo de 2016

Familia Cistaceae

También reconocidas como cistáceas, las joyas naturales tocantes a nuestra familia presente, conforman una colección maravillosa que, por su color y belleza, no le es indiferente a nadie. Sus cualidades van desde lo decorativo hasta lo curativo. Al respecto una de sus especies más sobresalientes es la Cistus ladanifer que posee flores asaz llamativas y una resina particular, el ládano, la cual durante muchos años fue usada con propósitos medicinales.

La Familia Cistaceae está representada por unas 175 especies distribuidas en 7 géneros, de éstos el género Hellianthem agrupa el mayor número de exponentes. Las cistáceas se encuentran de manera muy prolífica en zonas templadas de Europa, especialmente en el Mediterráneo. De igual forma se les pueden encontrar en América del Norte (Hudsonia tomentosa) y en ciertas zonas de América del Sur (Halimiun brasiliense).

Generalmente crecen como hierbas o arbustos, con hojas opuestas y flores de tamaño vistoso que bien pueden estar solitarias o en pequeños grupos, así que la corola (el conjunto de pétalos) puede estar organizada en tres o cinco pétalos, entre tanto el cáliz cuenta con una proporción muy similar de sépalos.


Los usos ornamentales de la Familia Cistaceae son bien conocidos, específicamente el género Halimiun y el Cistus son los que mayores  ejemplares aportan para deleite de jardineros. En ese sentido la estepa negra (Cistus monspeliensis) es una de las preferidas, aunque como habíamos mencionado anteriormente, como buena cistácea la estepa negra también es usada en medicina y contrario a su título, no es negra, su matiz verde oscuro crea dicha ilusión óptica, especialmente el cuerpo de su alto arbusto, porque eso sí, posee una corola de inmaculado blanco. 

martes, 16 de febrero de 2016

Familia Zingiberaceae

Familia Zingiberaceae

Para un poco de tos o debilidad, una cucharada de jarabe de jengibre; goma de mascar con cardamomo, de lo mejor antes de cualquier cita; un poco de cúrcuma para aliviar la pesadez después de un exceso de comida, si es la situación, la misma dosis sirve para teñir las túnicas de monjes budistas. Y en todos los casos se siente ese picante sabor y ese aroma inconfundible. Por mencionar los más adelantados de la clase, aquí unos breves ejemplos de los especímenes que se pueden hallar en la familia Zingiberaceae.


Nuestra presente familia cuenta con más de 1.400 especies distribuidas en cincuenta géneros, siendo aquellos con  géneros con mayor representatividad  el género Amomun, Alpinia y Zingiber. Habitan en todo el trópico, pero se les encuentra prolíficamente en el sudeste asiático; prefieren estar a la sombra de los gigantes de la arboleda y ofrecen hermosas flores frecuentemente visitadas por abejas, mariposas, polillas, y pájaros que sirven para el ciclo de la polinización. Aunque vale la pena señalar que en la familia Zingiberáceae también hay muchas especies que se polinizan de forma cruzada, se autopolinizan o que presentan reproducción vegetativa, esto es, la planta puede reproducirse a partir de una parte de su madre: tallo, hoja, raíz, rama.

Por otro lado, muchas de las especies de esta familia citada han sido fundamentales para el sustento del ser humano e incluso para el desarrollo de acontecimientos que han marcado para siempre a nuestra especie. Al respecto, podemos decir que Colón no precisamente buscaba nuevas tierras en su aventura cuando partió del puerto andaluz de Palos. No. Colón buscaba una nueva ruta, más económica y eficiente para acercarse a las Indias orientales y obtener importante suministro de especias, dentro de las que se destacan el cardamomo (Elettaria cardamomum),  el jengibre (Zingiber officinale) y la cúrcuma (Cúrcuma Longa).

Y si los anteriores rubros no son suficientes para convencerte de su importancia, mejor si echas un rápido vistazo a lo que pueden obsequiarte los ejemplares de esta familia: tres de las especies preferidas de esta familia resultan ser de primera utilidad en preparaciones, remedios caseros y para la milenaria medicina natural. Por ejemplo, ¿sabías que el cardamomo ha sido utilizado durante siglos por culturas de todo el mundo para aromatizar comidas y bebidas, y que esta especia es un increíble energizante que ayuda a combatir diferentes enfermedades respiratorias? ¿O sabías que un ingrediente activo de la cúrcuma, la curcumina, ha despertado un gran interés en la ciencia moderna debido a sus propiedades anticancerígenas? Si nos detenemos a extraer pormenorizadamente cada cualidad de cada espécimen, de seguro crearíamos un complejo tratado con características etnobotánicas, por eso mejor dejarles el interesante trabajo a los expertos.

Ahora bien, si tu interés no va por ese lado, te advertimos que las zingiberáceas también están dotadas de increíble belleza. Desde las montañas más escarpadas de India y Nepal viene la Hedychium coronarium (flor mariposa), preciosidad floral de tintes blancos inmaculados que se ha logrado adaptar a las condiciones sudamericanas; su belleza es innegable y por ello es la flor nacional de los cubanos. Por su parte, las especies del género Alpinia, también rutilan por su encantador porte: las alpinias, tienen gran valor ornamental, la  Alpinia purpurata,  describe con precisión la belleza de su género, hablamos de sus preciosas flores color carmesí que crecen en primorosa inflorescencia de racimo.


jueves, 28 de enero de 2016

Familia Orchidaceae

Vamos a presentarte a una familia única en su tipo. Las flamantes integrantes de esta familia son emblemáticas figuras de muchos países, flores nacionales; son categóricamente rutilantes, por diversas razones: por su relación con la historia humana y diversas culturas en todos los continentes; por su número de especies,  variedad de tamaños, inflorescencias y por los colores, formas y exquisitas fragancias de sus flores. Sin más preámbulos te presentamos entonces a la familia orchidaceae. Su denominación científica ya debe de estar dándote vueltas en la cabeza. Claro que sí, las integrantes de nuestra presente familia son las célebres y codiciadas orquídeas.

A esta familia pertenece una amplísima gama de miles de especies (al respecto, como suele suceder con  el reino vegetal, es difícil obtener un claro consenso de su número) entre 25.000 y 30.000 especies aprox. distribuidas en unos 800 géneros, eso sin contar con las especies obtenidas por  horticultores de todo el globo en procesos de hibridación, lo que nos arrojaría una adicional e increíble suma de más de 50.000 especies.

Otra cosa increíble de las orquídeas es su formidable capacidad de adaptación la cual, durante millones de años, les ha permitido conquistar hábitats imprevistos fuera de la línea ecuatorial. Porque por extraño que parezca, muchas de estas especies  han logrado adaptarse a los ambientes más hostiles del planeta, aunque  por obvias razones su conquista no ha logrado llegar a los polos y los desiertos. Dese luego que es en las zonas tropicales y subtropicales donde más se les puede encontrar en número y diversidad, en ese sentido Colombia ocupa un lugar preponderante siendo el segundo país del mundo con más especies de orquídeas (2.723),  superado solo por Ecuador con unas  3.549.

Así que nuestras protagonistas  pueden encontrar nichos ecológicos  a nivel del mar o  a una altura que se acerca a los 5.000 msnm, es decir, justo donde la vida se abre camino entre páramos y temperaturas tremendamente frías. Hermosas, coloridas, extrañas, insólitas las orquídeas tienen peculiaridades, y hasta extravagancias, que son auténticos hitos de la naturaleza. Solo imagínate un par de orquídeas que no pueden verse con los ojos (Campylocentrum grisebachii; Bulbophyllum minutissimum, sus flores son solo de unos cuantos milímetros); y otras que pueden tener alturas que bien hacen sonrojar a un esbelto árbol; otras más crecen en increíbles y estrechos grupos florales que pueden pesar cientos de  kilogramos (ciertos ejemplares del género Grammatophyllum); y si de su exquisito  aroma no hay confusión, por mencionar una última del inconcebible número de especies, tenemos a la Vanilla planifolia, la cual aromatizaba el chocolate de los aztecas y hoy por hoy nos regala una de nuestras especias favoritas, piensa en ello cuando saborees un delicioso helado de vainilla chips.

De suerte que entre el amplio espectro de especies orquidáceas podemos encontrar muchas que son  terrestres, trepadoras, litofitas (que habitan en piedras) y epífitas (habitan en troncos y arboles). En resumidas cuentas: las orquídeas no se resignan a pasar su vida de la misma forma, son un regio ejemplo de lo que la selección natural puede conseguir con tesón, inventiva y mucha, pero mucha paciencia traducida en millones de años de ensayos y errores.

Pero hablemos un poco de las epífitas, aquellas orquídeas sobre las que más se tejen rumores. Uno de ellos, por su extrema longevidad, le ha granjeado  a las epífitas el atributo popular de ser inmortales. Cosa que no sabemos con certeza. Lo que sí se puede afirmar es que las epífitas guardan estrecha relación con el árbol que les ofrece sustento, de suerte que algunas que fueron recolectadas hace siglos por botánicos de entonces, hoy siguen floreciendo ante la vista maravillada de unos y otros. En esa misma línea, siempre ha habido confusión sobre su interés por los árboles, no obstante la ciencia botánica ya ha dado su veredicto: las epífitas, como todas las orquídeas, no tienen afición por ser parásitas, el árbol o tronco donde se las halle solo les sirve como medio de soporte. De cualquier manera, la ingeniería natural de las epífitas resulta ser sencillamente un triunfo de la vida.

Ahora bien, si a grandes rasgos seguimos rindiendo honores a su majestad, la orquídea, debemos mencionar que las complejidades de sus flores lo son tanto por ornato como por funcionalidad, en ese sentido la familia orchidaceae especializa a cada uno de sus ejemplares en función de sus polinizadores y estas interacciones son toda una historia de romance y pasión que tal vez no tenga semejante ni en el reino vegetal ni en el animal.
No hay el menor atisbo de exageración en la anterior afirmación,  tan precisa comunión natural donde los intérpretes saben muy bien qué es eso de armonizar con los ritmos de la naturaleza es, sinceramente, difícil de encontrar. Así, polillas, moscas, mosquitos, abejas, murciélagos, aves, algunos reptiles y hasta sapos ayudan a la reproducción de las orquídeas cuando, por los motivos más razonables como insólitos, van por néctar y polen, atraídos por las formas y los olores de las flores de la familia orchidaceae.


Dicho todo lo anterior, no resulta, pues, extraño que hoy en día estas flores sean tan codiciadas; presumir de tener orquídeas en un jardín es en verdad toda una prerrogativa, y si se tienen de las más exóticas todavía más. Y a decir verdad sus cuidados no son complejos: todo obedece a una sencilla armonía entre luz, agua y temperatura; un feliz propietario de un grupo de orquídeas bien consentidas puede asegurarse las visitas matutinas de colibríes y otras aves. Dicho todo lo anterior, ya sabemos lo que cruza por tu mente… De manera que te  gustaría una orquídea para tu jardín, échale un ojo entonces a su amplio catálogo y recuerda… ¡las colombianas son las mejores!

miércoles, 13 de enero de 2016

Familia Marantaceae

Veamos ahora un muy interesante catálogo de especies angiospermas monocotiledóneas. Uno de los grupos más amplios del reino vegetal que bien puede abarcar desde árboles y hierbas, con un vasto espectro de especies que ha logrado dominar buena parte del planeta. Hablamos de la familia  marantaceae donde pueden encontrase géneros tan complejos y diversos como el género Afrocalathea, Ataenidia, Calathea, Cominsia, Ctenanth, Donax, Halopegia, Haumania, Hylaeanthe, Koernickanthe, Megaphryium, Monophrynium, Pleiostachya, Sanblasia, Saranthe, Stromanthe, Thalia, entre otros.

La rica diversidad de esta familia se expresa  en las cerca de 500 especies que acoge en su clasificación; el género más sobresaliente de las marantaceae es la Calathea  con unas 300 especies.  Destacan en este género la Calathea ornata, Calathea picturata 'Argentea', Calathea picturata 'Vandenheckei', Calathea roseopicta, Calathea rufibarba, Calathea veitchiana, Calathea warscewiczii y la Calathea zebrina.

Ahora, arrojemos un rápido vistazo a las características más importantes de las especies de la familia marantaceae. Las anteriormente mencionadas  crecen de 0 a 1000 msnm y necesitan de  16 a 18 grados, como mínimo, para ser cultivadas exitosamente. Por otro lado, en verano, estas especies requieren de relativa humedad en especial si las temperaturas se levantan por encima de los 30 grados.

La más famosa planta de la  familia marantaceae, muy seguramente, es el sagú (Maranta arundinacea), también conocida con el apelativo de la 'planta obediente' con importante valor nutricional para el humano, especialmente por el almidón de sus rizomas. Asimismo, de sus célebres bondades también se registra, en torno a esta planta,  una fuerte actividad económica con cierta prevalencia en el oeste de la India.

Desde luego, estos bellos exponentes de la familia marantaceae son  tropicales, gozando éstas de mayor presencia en América del Sur, siendo muy reconocidas estas plantas por sus hojas que poseen peciolo (el rabillo que une la hoja con el tallo) y pulvino (lo interesante del pulvino es que, según el foto periodo, noche o día, la hoja lentamente se abre hacia afuera o hacia dentro). 

Las hojas de esta familia son  muy encantadoras tanto en sus colores ―poseen un envés que va del rojo al purpura―, como en las interesantes vetas y motivos que describen sus hojas, cual si un artista les hubiera tatuado con mimo y paciencia. 

De suerte que sus hojas son muy preciadas para la decoración de jardines, y para que te termines de convencer solo basta con echarle un vistazo a las hojas de las thalías y las hojas de predicador, con tan manifiesta belleza, un ejemplar de las marantaceae se constituye en una planta,  por su singularidad, imprescindible en todo jardín. 

martes, 5 de enero de 2016

Familia Musaceae

Las musaceae pertenecen al orden de las zingiberáceas monocotiledóneas, pero si las anteriores señas  no  te son familiares de seguro de su fruto no podrás decir lo mismo ¿O quién no ha comido alguna vez en su vida una banana, plátano o guineo? Se presume que por selección natural la Musa acuminata y la Musa albisiana se combinaron para generar diferentes híbridos de los que se destacan los que tiene mayor proporción de una u otra especie, es decir, los de mayor material de Musa acuminata producen bananos.

Se estima que la familia musaceae  alberga unas 150 especies de dos géneros conocidos como musa y ensete. El género ensete agrupa  especies africanas que carecen de rizoma, siendo éstas originarias de los continentes de  Asia y áfrica; dichas especies, muy comunes en todo jardín tropical y subtropical, son  monocarpicas, es decir, nomás producen semillas mueren. El género musa es el que contiene el mayor porcentaje de especies de la familia destacándose la Musa paradisiaca, Musa acuminata y la Musa albisiana como las especies que producen uno de nuestros frutos favoritos.   

Poseen además inflorescencia horizontal, brácteas con gamas que van de un rojo carmesí a tintes violetas; hojas enormes y perennes —algunas de estas hojas pueden alcanzar los 5 metros—,  la superposición de éstas en espiral crean el llamado pseudotallo o tallo falso subterráneo que dota a la familia de las musaceae de su muy fuerte y grueso tronco (ojo, los arboles de plátano sencillamente no resultan ser árboles, son a toda luz hierbas gigantes); algunos de estos ejemplares pueden alcanzar hasta los 10 metros de altura  con vistosas nervaduras que parten de una nervadura principal.

De esta familia se derivan varias actividades económicas poniendo un gran acento en lo que respecta a la comercialización de sus frutos, del mismo modo estas especies  tienen gran uso para la industria textil, tanto para el ornato de los jardines a razón del color de sus flores, el tamaño de sus hojas y la configuración de sus brácteas.


Como es de esperarse su distribución es tropical, pueden prosperar entre los 0 y los 1300 msnm aunque se sabe muy bien que también lo hacen a mayor altura. Su polinización es llevada a cabo bien por murciélagos, bien por pájaros o bien por algunos insectos. Debe decirse que la familia musaceae solo puede cultivarse en algunas zonas tropicales y subtropicales, quizás en algunos invernaderos por cuanto son  muy delicadas a las heladas, de manera que  el territorio colombiano resulta ser sumamente propicio para su cultivo.